lunes, 13 de abril de 2009

Así comencé. Capítulo 2.


Laila Rangel y yo en agosto de 2007 cuando la invité a impartir unos talleres.

Bueno...me quedé en las entretenidas y excéntricas tardes orientales con mi amiga Paula, a cuál más gritona y sorprendida de la capacidad de las Bellytwins de hacer cosas que hoy en día me salen hasta incoscientemente, pero que en ese momento me parecían un mundo.
Pues en ese período de tiempo, recuerdo que en una calle, pegado a la puerta de una joyería del centro, encontré un cartel con una foto preciosa de una bailarina. Yo, muy práctica, usé las nuevas tecnologías para sacarle una foto con el móvil y poder estudiarlo detenidamente cuando llegara a casa.
La bailarina del cartel, era ni más ni menos que Laila Rangel, que venía a impartir unos intensivos....ejem.....¿inten-qué?, ahí me colapsé. Yo me preguntaba: pero esta señora vendrá de algún país árabe para quedarse?? existen bailarinas árabes en Tenerife?? podré yo ir a aprender con ella??. Jejejeje, qué recuerdos de profunda inocencia y desconocimiento absoluto.
Pues nada, yo llamé al teléfono que salía en el cartel y ni corta ni perezosa pagué mis dineritos para ir un mes de clases con ella. La gracia es que mis conocimientos de danza oriental se reducían a los remanidos DVD´s de las Bellytwins y a los años en diciplinas varias como gimnasia rítmica, flamenco y funky, pero hacía mucho tiempo que no movía sino los pies para que me llevaran de un lado a otro. Entonces yo me iba a la aventura con las clases de una super profesional. Estoy loca.
La verdad es que me encantó, me enamoré de su forma de bailar y de educar y hoy en día para mí, es una de mis MAESTRAS junto con Claudia Cenci. Esta señora tiene un porte, un saber estar, una presencia escénica, una humildad tremenda y una técnica clásica que ya quisiera más de una (entre las que me incluyo), es una pionera de este arte en España y para mi es una de las grandes de la danza oriental nacional.
Recuerdo que como soy una lanzada con todo y me arriesgo mucho con las cosas en general, me fuí a probar un día en las clases intensivas avanzadas del mismo curso, a ver qué era eso que se enseñaba a la gente que más sabía. Cuando vi que explicaba los camellos desde el pecho, entré en shock. Mi cabeza y mi cuerpo se desconectaron por completo, y cada cual iba por su cuenta haciendo todo lo contrario a lo que los demás hacían.
Encima como soy muy testaruda, me ponía delante para verla mejor y así captar mejor el movimiento. Craso error. Tal era mi concentración en las explicaciones y mi empeño, aunque lo hiciera mal, que no me estaba dando cuenta de que era el objetivo de las burlas de un sector de la clase de "avanzadas" al ponerme en primera fila.
Se rieron a mi costa durante unas cuantas semanas, me ignoraban cuando antes de empezar la clase las saludaba y en fin...mil cosas que no vienen a cuento pero que desgraciadamente son parte de este recuerdo de mis comienzos.
Años más tarde me di cuenta de que esas personas (más bien, ese grupo de animadoras americanas populares, que machacan al resto de mortales solo por vivir) que se reían de mi en ese curso, coincidieron conmigo en clases, intensivos, eventos y muestras de alumnas y que seguían en esa misma línea de reírse y burlarse de todo lo que no hicieran ellas, especialmente se mofaban de mis "patéticos" intentos de bailar y superarme (eso según ellas, claro). Por desgracia esto es una isla y al ser tan pequeña, la probabilidad de tropezarme con este tipo de personas es más alta que si viviera en Madrid o Barcelona. Así que me las he tenido que tragar durante años.
Gracias a Dios y al Código de Ética de Danza del Vientre, (también a los calmados y sensatos consejos de mi marido) he superado la etapa en la cual esas cosas me importaban y coaccionaban mis actos y mi propia danza. Bien por mí, jejejeje. Ahora todo es distinto y la vida la veo desde otro prisma completamente diferente.
Total, que las dos experiencias fueron de la mano. Por un lado la genialidad de conocer a la primera maestra en persona. Ese ser que te toma de la mano para mostrarte lo maravilloso de este baile y te abre los ojos ante las posibilidades de danzar desde tu alma. Y por el otro, la cara amarga y horrible, de personas que se creen mejor que los demás y que se piensan con derecho a juzgar a los que empiezan con ilusión y pasión por el baile tratando de superarse cada día más.
Realmente, alguien dijo una vez, que la vida es como un arcoiris, hecho de luz y lluvia, la vida tiene que tener alegrías y momentos amargos para ser algo bello al fin y al cabo. Quizás esos hechos pasados me han moldeado como la persona y bailarina que soy ahora, no lo sé. El tiempo pone a cada uno en su lugar y tal vez también me revele esa cuestión.
¿Habéis pasado situaciones similares?.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Mis historias con compañeras de danza...
El primer curso, como empecé a mitad de curso, algún que otro vacío me hicieron... empecé en un curso que llevaban 4 años y a la mitad. Les demostré que podía trabajar como la que más y ponerme a su nivel.
El segundo curso, una compañera se obsesionó un poquitooooooo conmigo. Todo lo que hacía, lo hacia ella... todo lo que me compraba, se lo compraba ella, como suelo ir a mi rollo, intenté alejarme de ella y fue peor porque comenzó a espiarme (fue todo un culebrón). A mi me lo hizo pasar muy mal, pero seguro que ella lo paso fatal, al final se marchó de la escuela.
Y este curso... tengo problemas con la petarda, desde mi punto de vista, estoy pagando un nivel intermedio y quiero aprender. Desde su punto de vista, va a divertirse, me parece muy bien... pero no te metas en ese nivel, que en 6 años no sabe hacer ni un 8. En una misma clase no se puede juntar una persona que no tiene ningún interés, con alguien que tiene mucho interés, es una bomba de relojería, que tarde o temprano estallará.
Una cosa es que no sepas y tengas interés por aprender… y otra muy distinta, es que no sepas y no tengas interés en aprender, para mi eso es una falta de respeto para las personas que si que tienen interés.

Naida dijo...

Yo este año estoy sintiendo un vacío extraño, pero al contrario de lo que tal vez me debería ocurrir, me está haciendo más fuerte y no me importa, el problema lo tienen ellas yo pago para aprender. Claro que me gustaría que hubiese buen rollo pero no siempre se puede tener todo...

Raquel dijo...

siempre hay algunas divas por ahí sueltas... y cuando vas a su clase te miran y te remiran de arriba a abajo... y también te encontraras otras con una gran falta de respeto por la profesora y las compañeras ya que sólo van a divertirse y pasar el rato.

Yo he visto un poco de todo... pero también he hecho muy buenas amigas con las que hago intensivos, quedamos para tomar algo y nos intercambiamos mil cd y dvd, somos una mafia... jejeje

Amanda dijo...

yo problema con compañeras solo he tenido uno y lo estoy teniendo últimamente, es una mujer que viene a clases empezó un año antes que yo y mis amigas y va de 'profesora', se rie de nosotras si cree que no lo hacemos bien (aunque la mayoria de veces es ella quien se equivoca), contesta a la profesora no hace lo que se le dice y siempre quiere ser el centro de atención, el último día de clase ya se lo advertí a mi profesora que íbamos a acabar mal porque hasta un punto tiene pase, pero ya que quiera decidir ella como vamos colocadas en el escenario o lo que debemos o no llevar, tela!!
Para que os hagais una idea, la profesora nos dijo que para un baile en concreto tendriamos que llevar falda y velo a juego (a principios de curso) pues va ella y se presenta con un traje de pantalon bombacho el otro dia diciendo que le habia costao una pasta y que ella se lo ponia para el festival gustara o no... hombre, si ya sabia que teniamos que ir con falda que es esa falta de respeto?
Luego, yo no soy un super bellezón como muchas de vosotras (que os he visto en las fotos y estais todas mu guapas) si no más bien estoy entrada en kilos y me acompleja un poco pero la danza me ayuda a superar todo eso me motiva a perder peso y me ayuda a sentirme mejor, solo me falta llegar a clase que es como un lugar de catarsis para los complejos y soportar que la tia pava se ria cuando te mueves...aquel dia os juro que casi cojo el velo y lo enrrollo como una toalla pá darle en toa la cara,.. que rabia...

Por suerte las demás son muy majas y con tantas ganas de aprender como yo o más. Hay de tó.

Medea dijo...

Jolín, ya veo que no me sucedió un fenómeno aislado. Es sorprendente ver como en todo grupo hay "manzanas podridas" que no dejan a los demás disfrutar con plenitud de la danza. Me parece tremendo porque es un reflejo de lo que hoy en día se está convirtiendo la sociedad.
Nos agarraremos a las personas que destacan por su afabilidad, respeto y amor por la danza, son las que al fin y cabo merecen la pena.
Gracias chicas por compartir vuestras experiencias.

Stella Ritmica dijo...

hola, he visto tus videos y tu blog, y pues me parece que los haces muy bien, sobre todo porque como dices, bailas con el alma. a lo largo de otra danza, que es la vida, me he encontrado con varias manzanas podridas que presumen de todo, pero he llegado a la conclusión de que es porque están vacías y por ende presumen de lo que carecen. ese asunto ya no me preocupa. una buena bailarina sabe levantarse de todos los tropezones porque... hay que seguir bailando!!!

tengo un blog, si quieres puedes pasar a verlo:

ampariux.spaces.live.com

un abrazo!!

Gara dijo...

Hola, he visto que laila rangel va a estar en tenerife en julio http://www.vacacionesinteligentes.com/ y queria saber si tienes pensado organizar algun taller aprovechando que esta aqui. Un saludo!